Frente al avance femenino en todos los aspectos, el hombre se siente confundido, desdibujado. Este nuevo escenario vislumbra un cambio en el comportamiento, reacciones y sentimientos de los hombres maduros.
Por Alejandro Gorenstein @alegorenstein
¿QUÉ LES PASA A LOS HOMBRES?
Las mujeres se organizan, se juntan en multitud, levantan sus banderas y se hacen escuchar. Reclaman por el derecho al aborto, por la igualdad de salarios, denuncian acosos, maltratos y violencia de género. Todos estos cambios, sin duda, no solo generan una revolución femenina, sino que también influyen en los comportamientos, en las reacciones y en los sentimientos de los hombres.
“El hombre se siente desdibujado en este nuevo escenario. Al escucharlos en el consultorio se muestran confundidos, sin un rol definido y se cuestionan acerca de cuáles son los intereses femeninos....
Hoy en día la ola creciente de mujeres abogando por sus derechos asustan al hombre que puede ser denunciado si se acerca por demás a una mujer, o expuesto si muestra alguna conducta un tanto invasiva. Suelo escuchar que prefieren evitar cualquier situación que pueda ser entendida como acoso y sufren una suerte de paralización”, explica a sosfantastica.com Sandra Lustgarten, licenciada en Psicología y Sexóloga Clínica.
¿Un nuevo paradigma?
El hombre está pivoteando, tratando de entender este nuevo rol. La mujer se empoderó y, entre otras cosas, tanto cambio provocó un “tsunami emocional” para todos.¿Podemos hablar de un nuevo escenario o cambio de paradigma? “Sí, estamos transitando un cambio de paradigma social y sexual. Como toda transformación primero se polariza y luego va encontrando su equilibrio, por eso vemos mujeres muy feministas que hasta pueden batallar contra los hombres y hombres que resisten al cambio. También encontramos a los más jóvenes mucho más adaptados, entendiendo y hasta promoviendo esta nueva modalidad. Lo que es claro es que ya no hablamos de la superioridad de uno sobre otro, sino de ser y estar parejos pero no de “ser iguales”, porque no somos iguales, ser hombre o ser mujer implica una singularidad que es bueno poder respetar, podemos buscar la equidad”, sostiene a sosfantastica.com Viviana Wapñarsky,Psicóloga y Sexóloga Clínica.
Para Lustgarten, este nuevo paradigma es más igualitario en cuanto a roles y derechos, pero solo en algunos sectores o clases sociales. “Honestamente aún falta algo esencial y es la educación sexual. Nos falta demasiado para entender qué está pasando por la cabeza de las mujeres desde el rol masculino y comprender qué nos pasa con eso, cómo se asimilan los cambios. Hay una corriente que está empezando, pero ahora falta la adaptación y eso va a llevar tiempo. El error es creer que las mujeres queremos superarlos o tener el poder absoluto o doblegarlos”, plantea Lustgarten.
Si en otro momento de la historia la mujer sin un hombre era débil, en los tiempos que corren una mujer hasta podría ser más fuerte sin la presencia masculina.
La mujer ha logrado no solo proveer a otros, sino auto abastecerse de herramientas que le permiten armarse y salir a conquistar cada lugar al que se proponga llegar. “La diversidad nos nutre y nos complementa. La creatividad surge de las diferencias y esto forma parte del cambio que hoy se quiere y se vive. Los hombres adoptan diferentes modalidades de comportamiento.
Para algunos grupos de varones resulta amenazante pensar que la mujer pueda desplazarlos de su reinado. En cambio, otros grupos aceptan y visualizan con naturalidad este proceso, acompañando, y cooperando para que la mujer ascienda al mismo eslabón”, dice a sosfantastica.com Analía Almada, Consultora Integral en Psicología Laboral y Clínica.
Cambios en lo sexual
Estas conquistas que vienen logrando las mujeres en diferentes aspectos de la vida cotidiana también se ven reflejados en la sexualidad. “He notado en el consultorio que los cambios de la mujer frente a la sexualidad y sus derechos, han dejado al hombre circunscrito al deseo femenino y esto ha impactado emocionalmente, además de ser un motivo de preocupación que afecta directamente al hombre en su autoestima. El rol masculino está “en construcción” lo que provoca un cambio radical. Ya no es la mujer la que espera ser deseada o elegida por el hombre. Esta mujer independiente emocionalmente, le indica, cuál GPS, ruta, velocidad y manera en que él debe acercársele, creando una nueva identidad masculina un tanto desconcertada y definitivamente desconocida por el varón”, puntualiza Lustgarten. “Con el empoderamiento de la mujer, ésta logra pasar de la posición de sumisión y pasividad al derecho al disfrute, a tomar decisiones en cuanto a su maternidad y despliegue sexual. Esto enriquece profundamente las posibilidades sexuales y el encuentro sexual con un otro. Se descubren nuevas formas de gozar, de disfrutar, la mujer se permite conocerse y explorarse y le da la posibilidad al hombre que también la conozca más en esta nueva faceta. Por otro lado, al no tener que responder a los estereotipos sociales tanto hombres como mujeres tenemos más libertad para sentir, para vincularnos, para tomar decisiones y para no hacer cosas que ya no queremos” dice Wapñarsky.